No son sus flores.
No son sus árboles, ni sus fuentes, ni sus bancos, ni su longitud…
Son todos los momentos que hemos compartido con él; lo que hemos pensado y soñado mientras lo recorríamos, lo que hemos leído en uno de sus bancos, hablado e incluso lo que hemos llorado. Por todo ello, este espacio se convierte en un lugar. Un lugar que queremos sea parte de nosotros, ó que quizá ya lo sea sin nosotros darnos cuenta.
Marc Augé decía: “Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad, ni como relacional, ni como histórico, definirá un no lugar”.
Puede quizás ser algún lugar anónimo totalmente, o siempre habrá alguien q le haga dejar de serlo y dejar de ser un no-lugar?
Meri.