sábado, 6 de marzo de 2010

¿Nos da la arquitectura más satisfacciones o más disgustos?




En mi proceso imparable por coger el AVE, parece que el tiempo es lo único que importa, y ciertamente lo es. Cuando llega el viernes todos están contentos y escriben cosas en su estado de Facebook como: “por fin es viernes”, “llega el fin de semana”… y yo tengo ganas de escribir: “mierda, las semanas podrían ser más largas…”
Pero tampoco puedo acusar al tiempo como mi enemigo, porque si no fuera por él no estaría corriendo tras el tren, estaría tomando un café en la estación.
El tiempo es lo que me presiona y me ayuda a poner mi cabeza en marcha, miro el calendario, me asusto, y entonces me pongo a proyectar!
Lo peor de todo es cuando tienes que pensar, cuando necesitas soluciones para un programa, cuando necesitas crear sensaciones para un espacio, conexiones entre edificios…y entonces piensas…miras el reloj, piensas…miras el calendario, piensas…empieza la desesperación, la sensación de inutilidad y de falta de imaginación te invade, es inevitable, posiblemente tienes la respuesta ante tus narices, pero no la ves.
Es en ese momento en el que yo me planteo si de verdad valgo para ésto, para la arquitectura sí, si no no estaríamos en este punto, pero tal vez no para proyectar. Me resulta un sentimiento muy triste.

Pero sigues pensando, sigues dibujando y cuando menos te los esperas: zásss! Llega la idea! Lo dibujas en croquis, en autocad, haces una maqueta, y te gusta! Se lo enseñas a alguien y también le gusta!
Te llenas de satisfacción y piensas: yo también hago arquitectura.

1 comentario:

  1. Yo creo que ese espejo roto sólo va a ser el reflejo de muchas satisfacciones!!!

    Leti

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